domingo, 19 de junio de 2016

MUERTE CELULAR PROGRAMA, SENESCENCIA Y ABSICION


No hay evidencias claras de apoptosis, un proceso de muerte celular muy ordenado y
con unas características bien definidas que elimina de forma selectiva algunas células
durante el desarrollo animal, aunque paradójicamente, apoptosis era el nombre griego
usado para describir la caída de pétalos y hojas. No obstante, con características distintas, al
igual que en animales, la muerte celular programada de ciertas partes de la planta, es parte
esencial del desarrollo vegetal. La planta necesita deshacerse de aquellos tejidos (hojas,
flores, frutos ....) que ya no llevan a cabo su función y reciclar, en la mayor parte posible,
los nutrientes minerales y transportarlos a los tejidos funcionales o nuevos tejidos. Otro de
los objetivos de este proceso es la respuesta a estrés, como la muerte de los tejidos
infectados por patógenos como parte de la respuesta hipersensible, que impide la expansión
de la infección hacia los demás tejidos de la planta, o la formación de aerénquimas en
raíces sometidas a hipoxia. Pero también existe una muerte celular programada durante el
desarrollo y crecimiento de la planta, como por ejemplo durante la formación de traqueidas
o durante la formación de hojas lobuladas (cuya forma viene determinada por este proceso)
durante la maduración del endopospermo o en el desarrollo reproductivo.

Senescencia

La formación de semillas y frutos va asociada a un proceso de envejecimiento del resto
de la planta. La senescencia puede terminar con la muerte de toda la planta, como en la
mayoría de las herbáceas (senescencia monocárpica), o sólo de algunos tejidos y órganos,
como en plantas plurianuales (senescencia policárpica).
Asimismo, la senescencia se pude diferenciar según el tejido en el que tenga lugar,
como
• foliar: Cuando una hoja deja de ser fotosintéticamente rentable, suele iniciarse su
proceso de senescencia
• floral: Una vez ha tenido lugar la antesis y la polinización, los estambres, la corola,
los pétalos y los sépalos inician su proceso de senescencia.
• frutal: El proceso de maduración del fruto requiere la senescencia de parte de sus
tejidos, especialmente en frutos carnosos.
La senescencia también puede ser climatérica o no climatérica, según sea inducida o no por
etileno.
Las células senescentes permanecen metabólicamente activas durante todo el
proceso, aunque sufren un cambio de metabolismo encaminado al reciclaje de nutrientes.
Señales hormonales o ambientales, asociadas a factores como la edad del tejido, iniciarán
cascadas que activarán o inactivarán muchos genes, lo que conducirá a una reorganización
estructural y metabólica. Finalmente, una vez finalizado el reciclaje celular, se perderá la
integridad celular, de forma irreversible.
El patrón de senescencia está bien establecido. Así, en hojas se pierde primero la
integridad de los cloroplastos, mientras que la del núcleo se mantiene hasta el final. A su
vez, para asegurar el transporte de nutrientes reciclados, los tejidos vasculares en torno al
órgano senescente son los últimos en envejecer. La síntesis de carbohidratos cesa y tiene
lugar la degradación de las proteínas, clorofilas, lípidos y ácidos nucleicos, que requiere la
síntesis de enzimas hidrolíticos (proteasas, nucleasas, lipasas y clorofilasas). Ello implica la
activación específica de ciertos genes. La respiración se mantiene alta hasta el final de la
senescencia.
La degradación de clorofila en hojas y frutos deja ver la pigmentación dada por los
caotenoides. Muchas especies, además sintetizan nuevos carotenoides, y otros pigmentos de
origen fenilpropanoide, como antocianinas y flavonoides que confieren nuevos colores a las
hojas y a los frutos maduros antes de la abscisión. Otras rutas de síntesis de
fenilpropanoides producirán lignina y taninos, así como fitoalexinas y ácido salicílico como
protectores frente a patógenos.
El metabolismo oxidativo produce especies activas de oxígeno que disparan los
mecanismos antioxidantes celulares. El balance entre producción de especies de oxígeno y
su retirada por los mecanismos antioxidantes parece ser un regulador del programa de
senescencia. Cuando los mecanismos antioxidantes son desbordados, el estrés oxidativo
conducirá irreversiblemente a la muerte celular como fase final de la senescencia.
Genes asociados a la senescencia
Se han identificado varias decenas de genes cuya expresión está relacionada con el
proceso de senescencia, o cuya expresión se incrementa durante la misma, entre ellos,
genes de enzimas proteolíticas, otros implicados en la movilización de nutrientes, otros
relacionados con la defensa frente a patógenos y algunos otros cuya función es
desconocida. A su vez, en hoja se han distinguido hasta 10 clases de genes según se
expresión durante el desarrollo de la misma, estando la de 8 de ellas relacionada con la
senescencia.
Algunos mutantes o variedades tienen alterado el patrón de expresión de estos
genes, como las variedades “stay-green” (mantente verde) de cereales, que retrasan
enormemente su senescencia, siendo mucho más productivas.
Como ya se vio en temas anteriores, el etileno es el principal inductor hormonal de
la senescencia, siendo las citoquininas inhibidores de la misma.
Muerte celular programada en procesos del desarrollo
Uno de los procesos más importantes para el desarrollo de las plantas vasculares es
la xilogénesis o desarrollo del xilema, que se inicia durante la embriogénesis y se mantiene
durante toda la vida de la planta. Las células del procambium y del cambium primero se
desdiferencian y después se rediferencian hacia traqueidas, con la intervención primero de
auxinas y citoquininas y después de Ca2+, calmodulina, brasinólidos y proteasas específicas.
La rediferenciación a traqueida, además de una elongación celular, implica la síntesis de
una gruesa pared secundaria. Posteriormente se iniciará la muerte programada de estas
células, comenzando por la lisis de la vacuola, continuando por la degradación de todo el
contenido celular y finalizando con el vaciado de la misma.
Durante el desarrollo del endospermo, además de la muerte de las células centrales,
una vez almacenados los nutrientes, en el proceso de formación de vacuolas con proteínas
de reserva en las células de la aleurona se almacenan hidrolasas ácidas. Durante la
germinación, en respuesta a giberelinas el pH de estas vacuolas se acidifica, convirtiéndose
en orgánulos líticos, que disparan una proceso de autofagia de las células de la aleurona,
una vez cumplida su función digestiva para el proceso de germinación. El ABA inhibe
fuertemente este proceso, previniendo la muerte de la aleurona durante el desarrollo de la
semilla.
La forma de las hojas o la aparición de estructuras como tricomas, espinas, en la
superficie de hojas y tallos son ejemplos de muerte programada. La formación de glándulas
con aceites aromáticos, como las de la cáscara de los cítricos, se da previa formación de una
cavidad con células que almacenan estos aceites seguida de una desintegración celular
(lisigenia), a veces acompañada de separación de paredes (esquizogenia) para constituir un
espacio intercelular.
El desarrollo reproductivo también está regulado por muerte celular programada. En
la mayoría de las plantas con flores unisexuales, el desarrollo conduce a la aparición de
primordios masculinos y femeninos, uno de los cuales tendrá que cesar su desarrollo y
morir de forma programada. Posteriormente, durante la gametogénesis, tres de las cuatro
megaesporas generadas por meiosis degeneran y mueren, al igual que las células del tapete
que rodea a los microesporocitos durante el desarrollo del polen. Tras la fecundación, el
suspensor generado durante la embriogénesis degenera y muere tras unas cuantas divisiones
mitóticas

Muerte celular programada en respuesta a estrés

Formación de aerénquimas

Aunque se asociaron en principio con lo hipoxia en raíces, hoy se conoce que la
formación de aerénquimas está causada por un aumento de etileno en las raíces, sea cual
fuere la señal que induzca este aumento (como la falta de N o P), posteriormente, el etileno
inducirá la muerte de algunas células del córtex, formando un espacio que en hipoxia
facilitará el movimiento del oxígeno en la raíz. El aumento de etileno está mediado por una
señal de Ca2+ citosólico, que se detecta en la célula en respuesta a la hipoxia. El uso de
quelantes de Ca2+ previene la formación de aerénquimas.

Respuesta hipersensible

En este tipo de reacción, el tejido invadida por patógenos sufre un rápido colapso.
La respuesta hipersensible está programada genéticamente en la planta. Los genes de
resistencia de la planta (R) pueden reconocer a los productos de los genes de virulencia
(vir) del patógeno, dándose una relación incompatible que disparará la muerte de las células
invadidas y sus vecinas. A veces, la repuesta hipersensible es disparada solamente por
aplicación de péptidos u oligosacáridos sintetizados por el patógeno, pudiéndose considerar
en este caso un “asesinato” más que un “suicidio” celular.

Abscisión

La abscisión es la pérdida programada de un órgano (hoja, flor, fruto) de la planta,
que tiene lugar al disolverse las paredes de un grupo de células especialmente localizadas
en la planta, en el pecíolo en hojas y en el pedúnculo en frutos. Estas células forman parte
de la “zona de abscisión” y tienen unas características distintivas. Son células más
pequeñas, con el protoplasma más denso y sus paredes celulares no están lignificadas.
Dentro de la zona de abscisión se diferenciará una zona de separación en la que las células
crecen y se disuelve la lámina media por pectinasas y celulasas. Las células de la cara más
próxima a la planta se suberizan y el órgano caerá por su propio peso (frutos) o por factores
ambientales (viento). Las heridas en las células de la planta se sellan con depósitos de
suberina, lignina y sustancias gomosas en los vasos.
La abscisión se produce en tres etapas:
• de iniciación o activación por ciertos factores ambientales.
• de desarrollo, donde tienen lugar los cambios bioquímicos y estructurales de las
células de la zona de abscisión.
• de separación, en que tiene lugar la separación física del órgano.
Como se ha mencionado, antes de la caída del órgano tiene lugar el transporte de los
nutrientes desde la hoja senescente a las hojas jóvenes. El control de la abscisión es llevado
a cabo por auxinas y etileno. El transporte polar de auxinas desde el órgano a la planta,
provoca un alto nivel de las mismas en la zona de abscisión y una inhibición de la síntesis
de etileno. Cuando se inicia la senescencia, el nivel de auxinas disminuye y se estimula la
síntesis de etileno que activará la transcripción de genes de enzimas hidrolíticas.